lunes, 14 de febrero de 2011

Alejandro Villanueva, MATUTE


“Una pelota de trapo testigo del primer gol, un corazón rojo y blanco bajo su pecho carbón.” 

En el año 1951 el grupo que se había formado un poco antes siguiendo a los victorianos cumplió su sueño cuando el entonces presidente el general Manuel A. Odría, colocó la primera piedra de lo que sería el estadio de los íntimos. En el 1965 se anunció su construcción y en diciembre  de 1974 fue inaugurado el máximo escenario de la comunidad grone. Con una ceremonia inaugural preparada por semanas, el acto contaba con la presencia de las principales figuras de todos los tiempos. A la cabeza de todos el presidente Juan Velazco Alvarado, luego los jugadores Juan Valdivieso Adolfo Magallanes, Emilio Vargas, entre otros. Los de la época: Armando Lora, “Perico” León Fernando Mellán, etc. La ceremonia estuvo cargada de emotividades, el pueblo blanquiazul deliraba de la emoción en La Victoria. A las 3:24 se izó la bandera blanquiazul y el pueblo vibró de emoción, mientras se levantaba crecían las ganas y la fuerza del sentimiento íntimo eran desbordantes. En las tribunas había más de 36 mil personas contemplando los colores que los acompañarán hasta la muerte. El partido inaugural fue con el Nacional de Uruguay, el cual quedó empatado a dos.
Alejandro Villanueva es el nombre del principal jugador de la historia de Alianza Lima, ídolo de todos los tiempos motivo de valses y polkas con su nombre: “Maestro del pase, entre tus pies, el balón esclavo tuyo es dominado siempre ha de llegar, donde tu saber lo quiere enviar”. Motivo por el cual se decidió bautizar así el estadio victoriano.
El primer clásico en Matute tuvo una victoria de color azul. En el año 1975 los cremas pisaron suelos victorianos para ser derrotados 3-1. Respaldados por sus  respectivas barras, los blanquiazules vibraron más que nunca. Su histórico rival había caído en casa.
En 1975, los victorianos pudieron dar su primera vuelta olímpica en su estadio. Se proclamaron campeones del fútbol peruano derrotando al Alfonso Ugarte de Puno por 3-1. En el 77 repite la jugada. Alianza Campeón de nuevo. Gargantas al borde del desgaste total y camisetas cargadas con orgullo colosal.
Pero no solo el equipo aliancista hizo vibrar  a los hinchas en el estadio. En el año 1975 la selección peruana derrotó por la Copa América al rival sudamericano: el equipo chileno. Azules y peruanos, que según íntimos es lo mismo porque el Perú es azul, vibraron con cada jugada, cada pase, cada gol.
En diciembre de 1987 el estadio de Alianza es testigo de la mayor tragedia del club en toda su historia. Allí fueron velados los integrantes del plantel que fallecieron tras caer el avión que los traía desde la ciudad de Pucallpa el 8 de diciembre. Los hinchas vibraban de tristeza y desconsuelo, las barras eran con el mismo sentimiento pero con diferente motivo. El pueblo estaba de luto y las calles lucían tristes.
Pero el Matute no termina se cosechar sus glorias. En el año 2009 el jugador que triunfa hoy en el extranjero: Paolo Guerrero, fue homenajeado por todos su seguidores. El estadio se lleno de hinchas que gritaban su nombre mientras recordaban sus últimas jugadas hasta el 2002. Así como Guerrero hay otros jugadores de corazón aliancista que sudan camisetas en el extranjero a nombre de los íntimos.
En el 2009, Perú jugó uno de sus últimos partidos para las eliminatorias del mundial Sudáfrica 2010 en este estadio. Con las esperanzas por los suelos los peruanos en general  e íntimos asistieron al estadio que lucía casi lleno.  La capacidad del estadio es de 35 000 espectadores. Alentando y gritando el último partido del “Chorrillano” Palacios con la casaquilla nacional. El partido se fue desarrollando y después del primer tiempo llega el momento: Saque lateral de Perú, Solano, Johan Fano, defensa en el rebote Ramírez, atención a la marca corre Fano, le pega con la derecha y ¡Goool! peruano en el Monumental. La gente salta, la selección ha anotado. Así terminó el partido 1-0 a favor de Perú.
Por otro lado, este año el Perú entero gritó la goleada en casa ante los Estudiantes de la Plata por la copa Libertadores. El 18 de febrero el pueblo azul abarrotó las tribunas para  disfrutar una gloria con orgullo nacional. 4-1 el marcador y la gente estaban en su mejor momento.

En el corazón de la victoria hay un lugar azul de lleno, con mayólicas vistosas y gente a su alrededor. El Matute luce hoy como siempre, lleno de vida y gente que tiene esperanzas de seguir escribiendo nuevas leyendas, cosecha glorias blanquiazules y vivir gritando “gol”. Los ecos de las barras siguen perennes en cada partido. Si el estadio está vacio la imaginación no tarda en descifrar el encanto del recito. La gente, los globos, los papeles, los bombos, la vida allí es blanquiazul.







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