sábado, 16 de octubre de 2010

La magia ilusiona...

Es una pena, realmente es una pena lo que está pasando con el fútbol nacional. A pocos días de tener a un país casi satisfecho con el papel de un nuevo técnico extranjero, sale a relucir testimonios de de haber visto a los jugadores de la selección escaparse de la concentración para el fin que sea, pero desconcentrarse después de la derrota ante Panamá por un tanto a cero, sin ningún mérito rescatable. 

Si bien es cierto, no es la primera vez que ocurre en la historia del fútbol peruano, pero en esta época, después de depositar las esperanzas en este nuevo equipo formado por gente joven con miras a siquiera pelear un cupo en las eliminatorias para clasificar, después de más de 20 años, al próximo mundial celebrado en Brasil, la sensación es un poco distinta. Y es que algunos jugadores salieron la madrugada luego de regresar del partido presuntamente a un casino cercano, y para darle un toque más escandaloso, acompañado de mujeres. Se dice que los estuvieron esperando para hacerle compañía. 

El técnico, como es correcto, sancionó debidamente a los jugadores que cometieron la falta. Reimond Manco, que con solo 20 años ha causado tantos dolores de cabeza, que además pretendía regresar al extranjero para continuar su incipiente carera; y Galliquio, hombre ya sabido que tiene años en esto. Es el colmo, dos adultos que no miden las consecuencias de sus actos, no piensan en lo molestoso que puede resultar para un país entero ese tipo de conductas. Además se presume que pueda haber un tercero, y fuentes confiables afirman que un cuarto y otro más. Suenan nombres como Fano, Zambrano e incluso Farfán.


Y lo peor, los más afectados son los jóvenes, los que nunca han visto a la bicolor en un mundial, que no se han amanecido para ver partidos de constante lucha, los que acaban de parecen perder de nuevo las esperanzas para el 2014. Los más grandes ya están acostumbrados, cuantos años, mientras los más jóvenes cantan aún esperando que el nuevo grupo que se formará a partir de ahora pueda tener las condiciones suficientes para celebrar una clasificación. Como dicen, la esperanza es lo último que se pierde.  

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