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viernes, 29 de junio de 2012

Los Últimos Incas hacen Música



“Al  igual que el boom de la gastronomía, se está viendo este boom de la música peruana, no necesariamente la folklórica, sino la música peruana fusionada”. Ese es el pensamiento que encadena la trayectoria musical de Los últimos Incas: un grupo de personas que varió con el tiempo pero que mantuvo su esencia desde que fue creada  hace mas de 10 años, fusionar la fuerza y destreza del rock con ritmos e instrumentos peruanos.

“Los últimos Incas” es una banda que responde a la necesidad de expresar la identidad nacional bajo el concepto de música que se prefiere. En tiempos en que se vive una revaloración del producto de bandera liderada por la gastronomía, la textileia y la artesanía,  la música se abre paso conformando grupos de calidad para intentar sacar el peruano orgulloso que todos tenemos dentro.  “Cada peruano tiene siempre la raíz o la esencia  de escuchar algo suyo, y que más formidable que escucharlo dentro del aspecto de la música que uno escucha. Yo por ejemplo puedo escuchar rock, pero si en  ese rock  escucho quenas,  zampoñas o temas peruanos, éste se hace más rico y atrae más porque fortifica esa  esencia que uno tiene”, dice Abner, uno de sus integrantes.
Foto: Helene Blas

La agrupación nacional de rock fusión incluye ritmos como marinera, landó y huayno  con batería, guitarra y bajo como base. Quena, quenacho, tarcas y zampoñas acompañan la fusión folklórico-contemporánea que atrae a más adeptos con el tiempo. Además,  incluiye instrumentos ‘de museo’ como quenas chincha de barro y de cerámica para producir creaciones llenas de colores y matices. “Antes teníamos huacos, plumas, y demás instrumentos de museo. Pero no estaban  aplicados bien, eran colores. Digamos  que ahora los instrumentos sí se explotan como deberían, cada instrumento destaca”, comenta Alfredo, además hermano del músico Lucho  Quequezana, con quien comparte su afición musical.
En la actualidad el grupo está compuesto por Arturo Astocondor (guitarra), Jorge De Souza (bajo), Alfredo Quequezana (charango y percusiones), Abner de la Sota  (vientos andinos), Guillermo Vásquez (vientos andinos), Koichi Shibata (vocalista) y Martin Maldonado (batería), todos de edades y trayectorias musicales distintas. Provenientes del rock, punk, jazz, cumbia y música peruana, los actuales integrantes del grupo se juntaron con la experiencia necesaria para generar  fusiones. En palabras de uno de sus integrantes, es difícil hacer fusión de ritmos e instrumentos.   “Eso creo que es  lo que diferencia a los  incas de los demás grupos: han tocado la música peruana en su estado puro y han tocado rock,  jazz o blues en su estado puro”, comenta Jorge, al referirse a la trayectoria del grupo y a la última producción que incluye temas como Apu, Landó de urgencia, Yokayito y Urpi.
Desde su debut hace más de una década, el grupo estuvo liderado por el fundador Ricardo Meza, el último inca, como era conocido en el ámbito musical, de donde proviene el nombre de la banda que tiene 4 producciones musicales en su haber.  “Naturaleza Luminosa” es su más reciente producción musical, donde aseguran haber encontrado el ritmo que buscaban: rock fusión con una base de rock progresivo pero con las diversas influencias que nos puede dar el Perú. “Es un sonido más maduro, es más rockero,  lo siento más rock, más moderno también. Más acorde a estas épocas que todo es fusión”, comenta Arturo, uno de los integrantes de mayor antigüedad.
Con temas recopilados y algunos nuevos, “Naturaleza Luminosa” ha recibido una acogida favorable desde que salió a la venta a principios de año. “Ahora sí hay un  poquito más de difusión, ahora que el disco está en tiendas ya hay promoción”, comenta Alfredo, el Productor musical de la agrupación.

Desde que consiguieron tener un ritmo de ensayos y apariciones, Los últimos incas no han limitado sus presentaciones en suelos peruanos, sino que han tenido giras internacionales por Chile llevando la música folklórica contemporánea a países vecinos. “Entre finales del anteaño pasado y todo el año pasado se han logrado muchas metas que nosotros pensábamos hacer. Por ejemplo, mantener un ritmo de presentaciones, grabar un disco con la excusa de tener la voz de la conformación original y el sonido que están logrando con los músicos actualmente.  Salimos de gira, salimos del país”, comenta Guillermo, uno de los integrantes más antiguos.

En La noche de Barranco, día de su presentación
Es complicado pensar que en pleno siglo XXI haya algún inca sobreviviente, y menos aún que sean varios y que además hayan formado un grupo de música con influencias rockeras. Los últimos incas no pretenden tener un imperio con extenso territorio y un rígido sistema, pero sí que cada vez más gente comparta su música y disfrute de ella. Con instrumentos y ritmos peruanos,  la fusión alcanzada transmite fuerza e identidad al disfrute de todos por parte de músicos que se divierten en el escenario, disfrutan de compartir la música peruana que todos tenemos dentro, ese ritmo ineludible que hace seguir el ritmo con las manos… “Pero aun así, viendo que es una música que no muchos escuchan o que no muchos conocen, cuando uno la percibe, cuando uno tiene manera de llegar a ella, le gusta.  Sin querer la escucha y le gusta, porque viene de adentro, viene de adentro de cada peruano”

sábado, 17 de diciembre de 2011

Músico del Perú


¿Qué puede hacer un peruano cargado de instrumentos nacionales viajando por todo el mundo intentando convencer a más personas de enrumbarse en un sueño? ¿Qué pueden hacer juntos un vietnamita, un chino, 
un turco, un colombiano, un canadiense,
un venezolano y por supuesto un peruano tocando un festejo  sin poder hablar el mismo idioma? Parece una pregunta capciosa, pero es real. Existe un músico que pudo convertir los argumentos de la música en cultura en movimiento, que va paseándose alrededor del mundo enamorando a la gente del Perú. Lucho Quequezana hace eso, enamora al mundo con instrumentos y ritmos peruanos. Toca 25 instrumentos y anhela crear un movimiento artístico para lograr que nuestro país se convierta en una potencial musical.

El músico peruano, Lucho Quequezana, cuenta que su vida musical comenzó a los once años y tuvo que viajar a Huancayo porque su hermano enfermó de asma y necesitaba alejarse de Lima.  Fuera de la capital, un niño acostumbrado a jugar fulbito y comenzando a gustarle los primeros videojuegos encontró un mundo distinto, sobre todo cuando tuvo que ir al colegio y notó algo completamente diferente a lo que había vivido. En los recreos no rodaban las pelotas ni corrían los niños, sino que todos tocaban un conjunto de cañas atadas soplando divertidamente: era la zampoña, su primer instrumento. Como jugando, el pequeño Lucho aprendió y se enamoró de la música peruana a partir de instrucciones de sus compañeros indicándole el orden y ritmo de la melodía. Desde ahí se volvió imparable. “Huancayo hizo que yo descubra la habilidad que tengo para la música. Todos tenemos talento, sino que no tenemos esa oportunidad para descubrirlo”.

Ya en Lima, Lucho sentía la necesidad de ejecutar instrumentos, pero sus colegas huaycaínos no estaban, entonces tuvo que comenzar a enseñar como pasó con él, y convenció a sus compañeros de colegio limeño de acompañarlo. Así, mantuvo la costumbre del interior del país de quedarse en los recreos para aprender música: él tocaba charango mientras sus compañeros y hermano ejecutaban zampoñas, quenas y bombos. Fue así como nació su primer grupo: Kunturwasi, que además de hacer ‘covers’ de grupos de folklore latinoamericano y peruano, le permitieron al ahora adolecente Lucho, desarrollar su lado creativo para componer canciones. El grupo comenzó a tocar sus creaciones, pero lo que más le motivaba a Lucho, era que éstas eran del grupo, no propias.  “Mi primera canción fue a los 14, no sé por qué salieron. No me di cuenta que tenía esa habilidad de componer. Era  lo que me salía, como caminar. Era una necesidad que yo tenía de cosas que me venían a la cabeza y las transmitía en música”.
Fuera del colegio, tenía claro que sería músico por el resto de su vida aunque sus padres no aceptaron que siguiera esos estudios. Paralelamente a lo que hacía, Lucho tenía gustos por el cine y las comunicaciones así que decidió estudiar comunicación audiovisual, especialidad en dirección de cine; que fue clave para emprender el sueño romántico de llevar la música peruana a todo el mundo. Y nació Sonidos Vivos, un proyecto en el que se juntaban diferentes naciones bajo el concepto de música peruana generando un intercambio sonoro a nivel intercultural. Todos podían aprender música peruana como él lo hizo.

Estas fotos no son mías pero no recuerdo el nombre del fotógrafo ^^
Ambicioso proyecto

UNESCO busca una vez al año a un compositor para realizar un proyecto. En el 2005 Lucho, presentó el suyo y ganó una residencia de la UNESCO-Aschberg MMM para realizar su proyecto musical en Montreal, Canadá. Así, viajó a diferentes partes buscando a músicos connotados que deseen aprender a tocar instrumentos y música peruana. Fue difícil, comenta: el idioma, las culturas, los ritmos; pero poco a poco lo logró. Juntó a un vietnamita, un colombiano, un chino, un turco, dos canadienses y un venezolano y montó un espectáculo musical que recibió muy buenas críticas. Fue tanto el éxito que tuvo, que la UNESCO lo reconoció como la mejor performance jamás lograda en toda la historia de la Residencia UNESCO-Aschberg MMM. A partir de allí, Lucho le dedicaría su vida a esta gran idea que llevó la música peruana por el mundo. “Gente tan distinta con historias tan distintas (ellos tampoco se esperaron estar tocando un landó, un festejo), que tienen tantas cosas por decir que finalmente todo lo transmitimos a través de un solo lenguaje. La energía es una cosa alucinante, la esencia de Sonidos Vivos es la energía que transmite, parece mi colegio en el recreo. Es lo que ha hecho que crezca tanto, lo que conecta.”

El recién nombrado embajador de la Marca Perú comenta además que las redes sociales le han ayudado mucho a difundir la música. Su cuenta facebook.com/LuchoQuequezanaOficial comparte videos para que todos puedan disfrutar su música. Es cierto que son muy pocos los espacios disponibles para mostrar su música, por eso, las redes han sido una herramienta básica donde se mueve su carrera actualmente. ”Es paja ver como la gente escucha y lo comparte, es algo que me tiene muy contento porque lo que quiero es compartir la música justamente”.
Con sendos premios en audiovisuales y música, además de haber producido su documental Sonidos Vivos, Lucho Quequezana da muestra de que la música peruana y la fusión mundial puede generar un movimiento artístico de calidad. Escuchar sus creaciones transmite ese orgullo que todo peruano siente al compartir su cultura. Quequezana es un ejemplo de perseverancia y lucha por un sueño de llevar la cultura peruana a todo el mundo. “Yo llevo en  la música peruana casi 20 años, de nada sirve ser mediático si la gente no se conecta con la música, de qué sirve. Lo principal para mí es que la gente está escuchando la música peruana a través de mí y el conjunto de humanos maravillosos que no hacen otra cosa más que divertirse en el escenario”.