domingo, 24 de octubre de 2010

Señor, las gracias

Es de mañana y el aire del cielo está morado, azul o celeste. El cielo de la Av. Tacna congrega a cientos de personas que observan, a lo lejos no importa, una imagen que tiene más de 300 años de tradición, una imagen que luce fuerte porque a pesar del tiempo se ha sabido conservar. No es la misma del terremoto del 1655 pero mantiene la misma carga espiritual, la misma fuerza para guiar a cientos de personas hacia un mismo camino.

Al comenzar, es extraño, hay que buscar al montón de gente que no necesariamente está vestida de morado. Busco, corro porque parece que acaba de pasar, el olor a incienso todavía se siente. Pero tengo miedo, la gente en multitud me aterra. No hay nada peor que recordar un examen de admisión, en que los seres queridos mas los  profesores y amigos depositan toda su confianza en un lapso de dos a tres horas. Pero en fin, habían muchas personas y yo estaba perdida pero no sola. Estaba pensando en el gran encuentro, pensaba que quizás algo mágico podría pasar.

De pronto una ola de calor acarició mi rostro, sabía que cada vez estaba más cerca, más cerca de la gente y la imagen a quien se le atribuyen hechos inexplicables. Quería verlo aunque sea de lejos,quería escuchar los cánticos que acompañan la procesión de los meses de octubre, quería vivir lo que cada vez mas personas admiran y  van llamando la atención de los medios. Y caminaba sin pensar en la delincuencia, que aunque suene cruel, abunda por estos lares; nada importaba, yo caminaba y pensaba que el escenario era demasiado divino como para tolerar malos actos. Y pensaba cada cosa que pretendía decir. 

Es increíble lo que hay allí, personas que pueden o no caminar, las que pueden o no hablar, oír, comer, reír, vivir. Todos  que van en busca de su último recurso, el Señor les dará el milagro de la vida aunque sea por un tiempo. Van niños acompañados o no, caminando al paso lento de la multitud, van personas que no piden riquezas y lujos, solo piden ver o permitir ver a alguien el azul de cielo, la luz del sol, permitir escuchar una vez más a cualquier pájaro o cualquier bocina que día a día harta a todos. Solo piden cosas que cualquier persona puede tener pero no las sabe valorar. Llenas de fe caminan implorando ayuda.

Al fin llegué a la multitud y cada vez me escurría más entre la gente para llegar lo más cerca posible a la imagen. Estaba al lado de la cuadrilla, al lado de la soga que separa a los devotos. Fue cuando pensé en todo lo que había estado creando en mi cabeza. Me di cuenta de que lo que yo pensaba pedirle no tenía ningún sentido. Tenía lo que los demás pedían, así que lo único correcto por hacer era dar las gracias. Gracias Señor por darme vida, por darme las facultades suficientes para hacer lo que deseo y por permitirme llegar hasta aquí caminando.



sábado, 16 de octubre de 2010

La magia ilusiona...

Es una pena, realmente es una pena lo que está pasando con el fútbol nacional. A pocos días de tener a un país casi satisfecho con el papel de un nuevo técnico extranjero, sale a relucir testimonios de de haber visto a los jugadores de la selección escaparse de la concentración para el fin que sea, pero desconcentrarse después de la derrota ante Panamá por un tanto a cero, sin ningún mérito rescatable. 

Si bien es cierto, no es la primera vez que ocurre en la historia del fútbol peruano, pero en esta época, después de depositar las esperanzas en este nuevo equipo formado por gente joven con miras a siquiera pelear un cupo en las eliminatorias para clasificar, después de más de 20 años, al próximo mundial celebrado en Brasil, la sensación es un poco distinta. Y es que algunos jugadores salieron la madrugada luego de regresar del partido presuntamente a un casino cercano, y para darle un toque más escandaloso, acompañado de mujeres. Se dice que los estuvieron esperando para hacerle compañía. 

El técnico, como es correcto, sancionó debidamente a los jugadores que cometieron la falta. Reimond Manco, que con solo 20 años ha causado tantos dolores de cabeza, que además pretendía regresar al extranjero para continuar su incipiente carera; y Galliquio, hombre ya sabido que tiene años en esto. Es el colmo, dos adultos que no miden las consecuencias de sus actos, no piensan en lo molestoso que puede resultar para un país entero ese tipo de conductas. Además se presume que pueda haber un tercero, y fuentes confiables afirman que un cuarto y otro más. Suenan nombres como Fano, Zambrano e incluso Farfán.


Y lo peor, los más afectados son los jóvenes, los que nunca han visto a la bicolor en un mundial, que no se han amanecido para ver partidos de constante lucha, los que acaban de parecen perder de nuevo las esperanzas para el 2014. Los más grandes ya están acostumbrados, cuantos años, mientras los más jóvenes cantan aún esperando que el nuevo grupo que se formará a partir de ahora pueda tener las condiciones suficientes para celebrar una clasificación. Como dicen, la esperanza es lo último que se pierde.